El guerrero y su esposa
Buenos días, amigo/a.
La tormenta es un buen símbolo de nuestras crisis, angustias,
pérdidas, fracasos…En fin de todo lo que se presenta como algo
doloroso, funesto e indeseable en tu vida. Pero son inevitables. Lo
bueno es encontrar en todas ellas el lado positivo. Muy expresivamente
escribió Luis Veuillot: “Hay bendiciones de Dios que entran en casa
rompiendo los cristales”.
Un valiente guerrero regresó a su pueblo después de haber combatido
por su patria. Al llegar a casa, su alma se derrumbó, cuando le
dijeron que su amada esposa había muerto. Abatido por el dolor, fue a
consultar a un sabio anciano y, entre otras cosas, le preguntó: —¿Qué
puedo hacer para no olvidarme de mi querida esposa? —Construye un pozo
en el desierto: -dijo el anciano-. Así, todas las caravanas darán
gracias a Dios por calmar la sed y por tu amada esposa. Hizo el pozo y
descubrió el apenado guerrero que había ganado la batalla más
importante de la vida: Había derrotado la desesperación y al
pesimismo.
“La lección más significativa que puede aprender el hombre en su vida
no es que en el mundo hay dolor, sino que depende de nosotros sacar
provecho de él, pues se nos ha permitido transformarlo en gozo”, (R.
Tagore). Bien recibido y madurado, el dolor acrecentará tu caudal de
sabiduría, paz y amor. P. Natalio.
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