miércoles, 2 de febrero de 2011

Tesoro de bendiciones


Buenos días, amigo/a.

Inmensa e inconcebible es la bondad del Señor, que “hace salir el sol
sobre buenos y malos, y manda la lluvia a justos y pecadores”. En este
mundo el Señor perdona siempre a los que con el corazón humillado y
quebrantado se arrepienten de sus pecados. También es indudable que a
los servidores fieles les tiene preparada una corona eterna de gloria
en el cielo.

Un hombre muy rico, tenía como únicos herederos a dos servidores, ya
que no tenía ningún pariente. El primero de los servidores blasfemaba
siempre y se burlaba de la religión. El segundo tenía respeto por Dios
y era muy devoto en sus prácticas religiosas. Al morir el dueño, los
dos recibieron la herencia en partes iguales. El primero pronto
negoció y triplicó sus ganancias. El segundo fue desafortunado y
perdió gran parte de los bienes. Este siervo religioso y fiel a Dios
fue al rabino del pueblo a lamentarse: ¿Por qué en este mundo los
blasfemos prosperan y viven felices, mientras los piadosos conocen la
desventura? El viejo rabino, conocido por su sabiduría espiritual,
respondió con una sonrisa. “Si a sus enemigos Dios les da tantos
privilegios, piensa cuán inmenso debe ser el tesoro de bendiciones que
tiene reservado a sus amigos”.

La Biblia ha sido llamada con razón el libro de las promesas. En
efecto casi no hay página en la que no encontremos que Dios alienta a
sus fieles por el camino de la virtud con la esperanza de un premio
eterno. San Pablo afirma que “nuestras tribulaciones son nada en
comparación con la futura gloria que se revelará en nosotros”. Que
tengas un día feliz Hasta mañana. P. Natalio.

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