Oración simple
Buenos días, amigo/a.
Te ofrezco hoy una oración de san Francisco de Asís. Es muy conocida y
apreciada porque está como ungida de celestial amor, humildad y
perfección. Es una oración que derrama luz en nuestra mente y enciende
con el fuego del Espíritu Santo el corazón. Pronúnciala lentamente
para que las palabras impriman en tu alma los delicados sentimientos
que expresan.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; donde haya odio ponga yo
amor; donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga
yo unión; donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo
fe; donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya
tinieblas, ponga yo luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Maestro, que no busque tanto ser consolado como consolar, ser
comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque dando se
recibe; olvidando se encuentra; perdonando se alcanza el perdón;
muriendo se resucita a la vida eterna. Amén.
Con esta oración en el corazón, puedes salir cada día al ancho mundo
para irradiar la luz que hay en ti e iluminar las tinieblas que nos
rodean. Ahora bien: “¡Si puedes ser una estrella en el cielo, sé una
estrella en el cielo! ¡Si no puedes ser una estrella en el cielo, sé
una hoguera en la montaña! ¡Si no puedes ser una hoguera en la
montaña, sé una lámpara en tu casa!” P. Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario