Pisa fuerte y deja huellas
Buenos días, amigo/a.
Pisa fuerte el que sabe lo que quiere, lo que busca, lo que espera.
Pisa fuerte el que, aunque sea a lo lejos, divisa una luz que lo
orienta y lo acompaña; una luz, que si no le ilumina todo el panorama,
al menos le da la claridad suficiente para ver dónde debe poner sus
pisadas al caminar. Pisa fuerte el que sabe que todo paso que da, lo
acerca a la meta definitiva; el que no desperdicia las horas, los
actos que en ellas realiza; quien de todo saca provecho; quien sabe
que nada se pierde.
Pisa fuerte el que encontró un sentido a su vida, una razón de vivir,
un por qué, una explicación; y no sólo encontró un sentido a la vida,
sino también a cada una de las cosas y de los hechos de la vida. Pisa
fuerte y muy fuerte, el que en los momentos de dolor o de angustia no
se deja aplastar, ni desorientar, sino que en esos precisos momentos
levanta más alto su cabeza, clava su mirada en el Corazón del Padre
celestial y apretando los dientes, las manos tensas y los ojos
nublados por las lágrimas, o el corazón lleno de pena, no disminuye su
marcha al Padre, ni la desvía; sino con paso firme y resuelto se va
acercando al Padre. Y porque pisa fuerte en la vida, va dejando
huellas luminosas que servirán de ruta para muchos otros. (Autor
desconocido).
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