sábado, 11 de diciembre de 2010

Mañana abriré


Buenos días, amigo/a.

Hoy te ofrezco un famoso soneto de Lope de Vega. Presenta a Jesús como
infatigable buscador del hombre, a pesar de su indiferencia, dureza y
frialdad de corazón. No se desanima cuando lo rechazamos, sino que
persiste una y otra vez en invitarnos al banquete de la amistad, la
alegría y la vida en abundancia. Es un buen tema para prepararte a la
próxima Navidad.

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno a oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras!

Cuántas veces el ángel me decía: "Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuanto amor llamar porfía"!

¡Y cuántas, hermosura soberana: "Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!

Dios viene en Jesús a anular el pecado, el sufrimiento y la muerte,
viene a traernos consuelo y salvación para nuestros males profundos.
Que en esta Navidad “el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine tu
corazón para que puedas valorar la esperanza a la que has sido
llamado”. P. Natalio.

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