viernes, 10 de diciembre de 2010

El barquero y el filósofo


Buenos días, amigo/a

Tu vida, como la de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes
caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin
implicarte con entusiasmo y amor. Otro error es desbordar vanidad por
la propia profesión y despreciar a los demás. Con razón dijo Madre
Teresa de Calcuta: “No es importante lo que uno hace, sino cómo lo
hace, cuánto amor, sinceridad y fe pone en lo que realiza”.

Un filósofo se acercó al barquero y le pidió que lo cruzara al otro
lado del ancho río. Una vez en la barca y para hacer alarde de sus
conocimientos, el intelectual le preguntó: —¿Has estudiado alguna vez
metafísica? —No, respondió el barquero, ni conozco esa palabra. —¡Pues
has perdido la mitad de tu vida! Le dijo el filósofo. Después de un
rato y cuando estaban en medio del ancho río, empezó a caer un
verdadero diluvio y el barquero le preguntó al filósofo altanero:
—¿Sabe usted nadar? —No, le dijo aquel. —Pues, entonces ha perdido
usted toda su vida, ¡nos estamos hundiendo!

Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, no te
quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida
carecerá de sentido para ti. El científico Albert Einstein dijo:
“Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra
preocupación es mayor por los otros que por nosotros mismos”. P.
Natalio.

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