Una página por día
Buenos días, amigo/a.
San Juan Crisóstomo fue un predicador asombroso. “Crisóstomo” es un
sobrenombre que significa “Boca de oro”. La claridad y vigor de sus
homilías le venía de la frecuente lectura de la Biblia, como así
también de la eminente santidad de su vida. Él te cuenta el secreto de
su amor a la Palabra de Dios.
“Tanto más fuerte es el aroma que expanden los perfumes, cuanto más se
los frota entre los dedos. Así sucede también con la frecuentación de
la Sagrada Biblia. Cuanto más familiar llega a sernos, más se revelan
los tesoros que esconde y más se logra aprovechar el fruto de sus
inefables riquezas”.
Amigo/a: pido al Espíritu Santo ilumine tu mente y mueva tu corazón
para decidirte a leer cada día una página al menos de la Biblia. Aún
cuando estés cansado, o sin ganas de leer, o que tropieces con páginas
que no entiendes perfectamente... pase lo que pase, no dejes terminar
el día sin leer una página de la Biblia. Ésta será la decisión que te
dará más satisfacción porque podrás decir: “Desde aquel día cuántos
bienes, logros y triunfos comenzaron a pasar en mi vida”. P. Natalio.
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