viernes, 19 de noviembre de 2010

Si los pájaros hablaran…


Buenos días, amigo/a.

Es justo amar la tierra y cuanto la adorna y enriquece; por eso nos
sentimos solidarios con el movimiento ecologista que lucha por el uso
responsable de los bienes naturales. Ha llegado a mis manos una
advertencia para que protejamos a las criaturas aladas de nuestro
planeta, de las cuales —como sabemos— algunas especies van
desapareciendo.

Niño: tú que algunas veces me persigues, mírame bien. Yo soy el
protector más importante de la agricultura. Yo destruyo por millares
los insectos que constituyen las plagas de las plantas. Yo enseñé al
hombre el arte de la cestería, mostrándole mi nido. Le he sugerido
también la idea de volar corno yo, y ha construido sus aviones. La
inmensa variedad de mis nidos le ha sugerido multitud de ideas. No me
mates para lucirme en tu sombrero o envanecerte de tu puntería. Yo soy
el enemigo de los insectos que destruyen las legumbres, los cereales y
las frutas, que constituyen tus mejores alimentos. No me hagas víctima
de tu deporte de caza. Yo distraigo con mi dulce y armonioso canto tus
horas de fastidio. No destruyas mi nido, que es el sencillo hogar de
mis pequeños hijos. Si eres bueno, como creo, no me tengas preso entre
alambres; no me hagas mal y andaré sin temor más cerca de ti.

Hace poco una joven profesora de educación física me contó que con una
compañera realizó una excursión inolvidable a la quebrada de El
Condorito (Córdoba). Me refirió que al comer un tentempié con su
amiga, se le acercaron los pájaros para picotear casi en sus manos.
Fue una vivencia inolvidable. Era como vivir en la isla de Robinson
Crusoe. P. Natalio.

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