lunes, 15 de noviembre de 2010

El trabajo de cada día


Buenos días, amigo/a.

Los caminantes saben que cada tanto es razonable detenerse para
descansar. También hay en los trabajos cotidianos pausas para recobrar
fuerzas. De la misma manera el hijo de Dios se toma un breve tiempo a
media jornada para comunicarse con la fuente inagotable de fortaleza,
paz y alegría. Aquí te ofrezco un himno adecuado para ese “alto gozoso
del camino”.

El trabajo, Señor, de cada día nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino, demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino; todo lo puede en él quien nada puede. Amén

Por otra parte, al “dulce huésped del alma” puedes dirigirle, en medio
del mismo trabajo breves, expresiones de amor, de confianza, de
súplicas que te mantendrán comunicado con quien siempre está contigo.
Por ejemplo: “Señor, confío en ti”, “Dios mío, ven en mi auxilio”,
“Gracias, Señor, por tu amor”, “Alabado seas, mi Señor”, etc. Que
progreses en este camino. P. Natalio.

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