sábado, 16 de octubre de 2010


Una frenada especial


Buenos días, amigo/a

Conducir un auto por las carreteras sea para ti ocasión de practicar actitudes respetuosas con la vida del prójimo, como la cortesía, la corrección y la prudencia. Nada mejor para superar los imprevistos. Que estés dispuesto a prestar ayuda cuando veas a alguno en necesidad, especialmente en un accidente. Recuerda la parábola del samaritano contada por Jesús.

Un conductor viaja por una calle resbaladiza debido a la abundante lluvia. De pronto al pasar un semáforo éste se pone rojo y el conductor frena, pero el coche patina en dirección contraria desviándose y yendo a parar justo delante de un agente de tráfico… Para despistar, le pregunta: —¡Por favor! ¿Cómo se va al hospital?
—Siga conduciendo como hasta ahora —le contesta el policía— y llegará rápido…

Que el automóvil no sea para ti expresión de poder y dominio, o de necia vanidad. Persuade con amabilidad a los jóvenes y a los que ya no lo son, para que no se pongan al volante cuando no estén en condiciones de hacerlo. Que la carretera sea para ti instrumento de comunión entre las personas. Y que te sientas responsable de los demás, (Decálogo del conductor). P. Natalio.

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