La zorra y los cazadores
Buenos días, amigo/a.
La sinceridad es una virtud exigente, ya que puedes faltar a la verdad de distintas y sutiles maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es mentir con los hechos, o con la hipocresía pasando por lo que no se es, o con jactancias atribuyéndose uno excelencias que no posee, o con adulaciones cuando se engaña para sacar algún provecho de los otros. Un ejemplo.
Varios cazadores perseguían a una zorra. Al encontrase ésta con un leñador, le suplicó que la escondiera. El hombre le permitió entrar en su cabaña. En seguida llegaron los cazadores y preguntaron al leñador si había visto a una zorra. El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano astutamente señalaba la cabaña donde estaba escondida. Los cazadores no entendieron las señas de la mano y confiaron tan solo en sus palabras. Una vez que se marcharon, la zorra salió y, ya se iba sin decir nada, cuando el leñador le reprochó por no agradecerle. Pero la zorra le respondió: --Te agradecería si tu mano y tu boca dijeran lo mismo.
Es lamentable que en Argentina estas faltas de sinceridad sean celebradas como “viveza criolla”, feo vicio antisocial que ha vulnerado tristemente nuestra imagen en el exterior. Y lo peor es que perdura entre nosotros cuando aplaudimos al canchero, al piola, al madrugador, que son los “avivatos” y “ventajitas” de las historietas cómicas. Te aconsejo leer “El atroz encanto de ser argentinos”, donde Marcos Aguinis desenmascara esta falencia nacional. P. Natalio.
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