La chicharra y
la rana
Buenos
días, amigo/a
La incomprensión entre las
personas es una realidad cotidiana. Entre los mismos miembros de la familia, en
las asociaciones apostólicas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje:
“Hijitos, oren y no permitan que
Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de
aceptación entre unos y otros”.
Entre las tupidas hojas de un árbol la chicharra chirriaba. De repente
se calló, dejando sordos a todos su mismo silencio; y la rana aprovechó la
ocasión para contestarle con su potente croar. Oyendo esto, la chicharra volvió
a chirriar. La rana, ella, siguió, como si tal cosa, y durante horas, ambas
cantaron así juntas, sin hacerse caso una a otra. Hasta que, cansadas de tanto
gritar, se callaron, exclamando ambas a la vez, en son de crítica: «¡Qué lata
tiene!».(Daireaux).
San Pablo a los colosenses los pone en guardia contra las rivalidades,
envidias y discordias, obras propias del hombre carnal y terreno. Desea, por el
contrario, verlos llenos de los frutos del Espíritu, a saber: amabilidad,
bondad, confianza mutua, alegría, amor y paz. Por lo tanto, vigila y ora al
Espíritu Santo para que encienda en tu corazón el fuego de su amor. P. Natalio.
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