domingo, 8 de marzo de 2015


El gigante y el pigmeo


Buenos días, amigo/a

Tú eres parte de grupos humanos y tus tareas contribuyen a lograr los objetivos que dan sentido a la empresa. Por lo tanto es importante que aprecies y respetes a todos –incluso a los más humildes- porque todos llevan adelante la organización. Y sientas la alegría y la responsa-bilidad de aportar lo que te corresponde para tu propia satisfacción y la de tus compañeros. 

Cuentan de un gigante que se disponía a atravesar un río profundo y se encontró en la orilla con un pigmeo que no sabía nadar y no podía atravesar el río por su profundidad. El gigante lo cargó sobre sus hombros y se metió en el agua. Hacia la mitad de la travesía, el pigmeo, que sobresalía por encima de la cabeza del gigante, alcanzó a ver escondidos entre la vegetación de la otra orilla, a unos indios que los esperaban con sus arcos preparados. El pigmeo avisó al gigante. Este se detuvo y comenzó a alejarse hacia atrás. En aquel momento, una flecha se hundió en el agua cerca del gigante, y así luego otras más, mientras gigante y pigmeo ganaban la orilla, sanos y salvos. El gigante dio las gracias al pigmeo, pero éste le replicó: "Si no me hubiese apoyado en ti, no habría podido ver más lejos que tú”.

Una vez Pío X recibió en audiencia a unos sacerdotes, profesores eminentes en Roma. Pero entre ellos estaba también el Hermano cocinero. El Papa preguntó a éste en qué se había doctorado y, muy confuso, dijo. En nada, no soy más que cocinero. Entonces Pío X dijo: “¿Qué harían estos sabios profesores y que sería de su ciencia, si usted no pensara en sus estómagos? Casi nunca lo más necesario es lo más brillante”. ¡Qué sabiduría y qué humanidad! P. Natalio.

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