Vivir el amor cristiano
Buenos
días, amigo/a
Una vez el escritor y conferencista Leo
Buscaglia fue invitado a ser juez de un certamen. Se trataba de descubrir y
premiar al niño más amoroso. El ganador fue un niño de 4 años. Al lado de su
casa un anciano había perdido a su esposa. El niño que había visto al anciano
llorar en el patio, se le acercó y se sentó junto a él. Cuando su mamá le
preguntó qué le había dicho él al anciano vecino, el niño respondió: “Nada,
sólo lo ayudé a llorar”. La
Reina de la Paz
hoy nos dice:
“¡Queridos hijos!
Hoy los invito a todos a vivir en sus vidas el amor a Dios y al prójimo. Sin
amor, queridos hijos, ustedes no pueden hacer nada. Es por eso que yo los
invito, queridos hijos, a vivir el amor mutuo. Sólo así podrán ustedes amarme y
aceptarme a mí y a todos aquellos que vienen a su parroquia: todos sentirán mi
amor a través de ustedes. Por tanto, les ruego, queridos hijos, que comiencen
desde hoy a amar con un amor ardiente, con el amor con el que yo los amo.
¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
El famoso pastor Martin Luther King dijo una vez: “Hemos aprendido a
volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el
sencillo arte de vivir juntos como hermanos”. El amor a Dios y el amor al
prójimo son como las dos hojas de una misma puerta: sólo pueden abrirse y
cerrarse juntas. P. Natalio.
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