Un año para crecer…
Buenos
días, amigo/a
Crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos
cuesta despren-dernos; es atrevernos una vez más y estar dispuestos a ser
diferentes de lo que fuimos ayer; es desarrollarnos y evolucionar
desde adentro. Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, estamos
creciendo. Cuando decidimos corregir un error, estamos evolucionando.
Todos los días la vida nos invita a crecer. Para
proyectarse en el tiempo como algo duradero, este cambio debe ser
paulatino y consciente. Observemos a la naturaleza, y más particular-mente a
los árboles: en otoño pierden su follaje y se liberan de la
carga innecesaria, recogiéndose dentro de sí para
recibir el invierno. Por fuera, parecieran no tener vida, pero preparan
sus raíces para que en la primavera sus ramas puedan ver surgir los
primeros brotes, dando lugar a las hojas y luego los frutos del verano. Si logramos
desprender-nos de esas hojas que no necesitamos mientras
desarrollamos nuestra esencia, también podremos dar frutos y transformarnos.
Resultado
del crecimiento es la madurez. Serás maduro cuando tengas la habilidad de
controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción. Otro
signo de madurez es no prejuzgar, no juzgar, no participar en los rumores
falsos que contaminan nuestra alma. Uno más: la voluntad de posponer el placer
inmediato en favor de un beneficio a largo plazo. Acepta el desafío de
transformar este año iniciado en un año de crecimiento. P. Natalio.
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