Jesús te mira
Buenos
días, amigo/a
Cuenta la Biblia que cuando José era
esclavo en Egipto, la mujer de su patrón lo instigaba día tras día a cometer un
grave delito. Educado desde su niñez a vivir en la presencia de Dios, le dijo
terminantemente que no estaba dispuesto a ofender a Dios. La perversa mujer
encontró el modo de calumniarlo, y Putifar, su esposo, lo mandó a la cárcel.
Un ladrón a la media noche se mete en una casa a robar.
Entra por una ventana y, cuando está adentro en la oscuridad, oye una voz que
dice: —¡Jesús te está mirando!
Entonces, el ladrón se asusta y se detiene. Luego como ve
que no ocurre nada, continúa. Y de nuevo la voz le dice: —¡Jesús te está mirando!
El ladrón asustado prende la luz y ve que la voz venía de un loro que estaba en
una jaula, y el ladrón le dice: —¡Ahhh, que susto me diste! ¿Cómo te llamas, lorito? Y el loro le
responde: —Me llamo Pedro. —Pedro es un nombre extraño para un loro. Y el loro le contesta: —¡Más extraño es el
nombre Jesús para un Doberman!
Una vez Dios le dijo a Abrahán, bisabuelo de
José: “Camina en mi presencia y sé perfecto”. Esta enseñanza pasó de padres a
hijos. José, persuadido de que el Señor veía y conocía incluso sus pensamientos
y deseos, desde pequeño llevó una vida santa y justa. Y Dios lo premió con el
don de interpretar los sueños. Por medio de este talento salió de la cárcel
para sentarse en un trono junto al Faraón de Egipto. Amigo/a, ¿vives en la
presencia del Señor con santidad y justicia? P. Natalio.
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