La
escalera de caracol
Buenos días,
amigo/a.
La generosidad es
una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí
mismo. Cada
día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá
abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado,
que recibes mucho más de lo que das.
Un carpintero se puso
un día a construir una escalera de caracol para llegar al cielo. Pasó un vecino
y le dijo: —Si me regalas unos peldaños, a mí me servirán mucho y a ti no te dañará.
El trabajador se rascó la cabeza y se los dio. El vecino agradeció y se fue
silbando. El obrero siguió su trabajo. Pasó una pobre mujer y le pidió un poco
de madera ya que una pared de su casa dejaba colar el viento. El carpintero
accedió. La mujer se fue sonriendo. Vinieron muchos más y el trabajador seguía
dando. El invierno era duro, la miseria grande y el carpintero regalaba
peldaños, aún para usarlos de leña. Y decía: —No comprendo, mujer. Mi escalera
es cada vez más chica, ¡pero, subo por ella al cielo! Ella le replicó: —¿Acaso
no ves que por tu generosidad el cielo está más cerca de la tierra?
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