El poder de las palabras
Buenos
días, amigo/a
Una palabra
cualquiera puede ocasionar una discordia. Una palabra cruel puede destruir una
vida. Una palabra amarga puede crear odio. Una palabra brutal puede golpear y
matar. Una palabra agradable puede suavizar el camino. Una palabra a tiempo
puede ahorrar un esfuerzo. Una palabra alegre puede iluminar el día. Una
palabra con amor puede curar y bendecir.
Un rico mercader pensó dar un banquete. Ordenó al esclavo
que fuera a comprar la mejor comida. Trajo del mercado un plato donde había una
lengua preparada. —¿Lengua? ¿Es éste el plato más delicioso? Sí, señor. Con la lengua Ud.
consuela, hace amigos, reza a Dios, canta y dice “yo te amo”. El mercader, no
muy convencido, se propuso probar la sabiduría de su esclavo. Le ordenó que
volviera al mercado y que le trajera el peor de los alimentos. Al volver el
esclavo mostró el plato elegido. —¡Lengua otra vez! —Sí,
lengua. Con ella se provocan intrigas, celos, se blasfema, se maldice, se
engaña al hermano, se insulta a la madre y se ofende al padre… No hay nada peor
ni nada mejor que la lengua. Depende del uso que Ud. haga. Esopo
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