Saber
agradecer
Buenos días,
amigo/a.
Ser agradecidos es
propio de corazones nobles. No es lo común. Cuando Jesús curó a diez leprosos,
sólo uno regresó a dar las gracias. El reconocimiento de los favores recibidos
hace quedar bien consigo mismo por haber hecho lo que es justo y correcto.
Desde luego, el que beneficia a alguien debe hacerlo por pura bondad. Pero le
es grato verse agradecido.
Hay que saber decir “gracias”. Nuestros días están
colmados de regalos que Dios nos envía. Si supiéramos verlos y llevar la cuenta
de todos, llegaríamos a la noche, deslumbrados y radiantes ante tantos dones
recibidos. Como niños en día de Reyes. Y miraríamos agradecidos a Dios. Y
fiados en que él nos lo da todo, seríamos felices al saber que todos los días
nos dará regalos nuevos y distintos. Todo es don de Dios. Aún las cosas más
pequeñas. Y don suyo es toda esta colección de regalos que es la vida. Vida que
será rosa o sombría, según utilicemos esos dones. Michel Quoist.
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