Generosidad es amor
Buenos días,
amigo/a.
El mal ha entrado en
el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda
desenfrenada del propio bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos
pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría
de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
Una niñita
llamada Luz sufría una extraña enfermedad. Su única oportunidad era una transfusión
de sangre de su hermanito de 5 años, que había sobrevivido por milagro a la
misma dolencia y tenía los anticuerpos para combatirla. El doctor preguntó al
niño si estaba dispuesto a dar su sangre a la hermanita. Dudó un momento, pero
luego dijo: Si, lo haré, si eso salva a Luz. Durante la transfusión estaba
acostado al lado de la hermana. Había sonrisas al ver cómo retornaba el color a
las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida. Miró al
doctor y le preguntó con voz temblorosa: ¿A qué hora empezaré a morirme? Pensaba que le daría toda su sangre a su
hermanita. Y aún así se la daba.
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