sábado, 25 de enero de 2014

Sentido del dolor

Buenos días, amigo/a

Tarde o temprano el dolor o la prueba aparecen en la vida. Observa la
naturaleza: “no hay árbol recio y consistente, si el viento no lo
azota con frecuencia” (Séneca). Por otra parte “la desgracia descubre
al alma luces que en la prosperidad no llega a percibir (Blas Pascal).
Además “quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha
comenzado a ser cristiano de verdad (San Agustín).

“Una visión del mundo que no pueda dar sentido al dolor y hacerlo
precioso, no sirve en absoluto. Fracasa precisamente allí donde
aparece la cuestión decisiva de la existencia. Quienes acerca del
dolor sólo saben decir que hay que combatirlo, nos engañan.
Ciertamente es necesario hacer lo posible por aliviar el sufrimiento.
Pero una vida humana sin dolor no existe y quien no es capaz de
aceptar el dolor rechaza la única purificación que nos convierte en
adultos”, escribió el  Cardenal Joseph Ratzinger.

Un golpe inesperado te duele, un revés de fortuna te abate, una
enfermedad grave te desconcierta, y te quejas amargamente a Dios. Si
prestases atención entonces a una voz que percibes en el fondo de tu
corazón, oirías: “¿Y tú, hijo mío, por qué me has olvidado? ¿Por qué
estabas adormecido en el bienestar de una vida mundana y placentera?
¿No he dicho yo que el que quiera seguirme debe llevar su cruz todos
los días?”  P. Natalio.

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