viernes, 24 de enero de 2014

Irradiar la propia luz

Buenos días, amigo/a

“Si puedes ser una estrella en el cielo, sé una estrella en el cielo.
Si no puedes ser una estrella en el cielo, sé una hoguera en la
montaña. Si no puedes ser una hoguera en la montaña, sé una lámpara en
tu casa”. El Señor te ha regalado la luz de la fe para iluminar a tu
alrededor, con el ejemplo y con la palabra. La Reina de la Paz te
anima a irradiar tu amor y tu fe con decisión.

“¡Queridos hijos! En sus vidas, todos ustedes han experimentado
momentos de luz y de tinieblas. Dios concede a cada hombre reconocer
el bien y el mal. Yo los invito a llevar la luz a todos los hombres
que viven en tinieblas. Cada día llegan a sus casas personas que están
en tinieblas. Queridos hijos, dénles ustedes la luz. ¡Gracias por
haber respondido a mi llamado! ”

Cuando das un buen ejemplo o dices una buena palabra, algo comienza a
pasar. Es como tirar una piedra en un lago tranquilo. Pequeñas ondas
van generando círculos concéntricos hasta morir en las playas.
Conviene que lo pienses para animarte a irradiar tu propia luz.
Tendrás el mérito de haber alentado a otros por el camino correcto. P.
Natalio.

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