La alegría de servir
Buenos días, amigo/a.
Hoy te ofrezco un texto de la poetisa chilena Gabriela Mistral, que
obtuvo hace años el premio Nobel de literatura, cuando no era sino una
humilde maestra de zona rural. Sus reflexiones sobre la alegría y el
valor de servir a los demás son de una belleza clásica.
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el
viento, sirve el surco. Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú;
donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde hay un esfuerzo
que todos esquivan, acéptalo tú. Sé tú el que aparte la piedra del
camino, el odio entre dos corazones y los obstáculos de un problema.
Hay la alegría de ser sano y la de ser justo; pero hay, sobre todo, la
hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué triste sería el mundo si
todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una
empresa que emprender. Que no te llamen solamente los trabajos
fáciles. ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Pero no caigas en
el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay
pequeños servicios que son buenos servicios: adornar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña. Aquel que critica, es el que destruye,
tú sé el que sirve.El servir no es tarea sólo de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: “El que
sirve”.Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada
día. ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, o a tu madre?
Servir no es tarea de seres de inferior categoría. Al contrario, Dios
el creador del universo, es en realidad el modelo y prototipo del
verdadero servidor. El Sumo Pontífice fue llamado por la tradición
católica “Siervo de los siervos de Dios”. Y Jesús dijo “No he venido
para ser servido, sino para servir”. Que esta bellísima página te
motive a orientar tu vida. P. Natalio.
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