lunes, 14 de octubre de 2013

El labrador y sus perros


Buenos días, amigo/a

A veces sentimos cierta amargura al percibir la forma tan inhumana en
que se comportan las personas. Al parecer, ya a nadie le importa nada
de los demás. Alexis Carrel, premio Nobel de medicina, expresó: “Hoy
todos se encierran en su egoísmo, lo mismo que el cangrejo en su
caparazón, intentando como él devorar a su vecino”. Eso hizo el
labrador de la fábula.

Aprisionó el mal tiempo a un labrador en su cuadra. No pudiendo salir
para buscar comida, empezó por devorar a sus carneros; luego, como el
mal tiempo seguía, comió también las cabras; y, como no paraba el
temporal, acabó con sus propios bueyes. Viendo entonces los perros lo
que pasaba se dijeron entre ellos: —Larguémonos de aquí, pues, si el
amo ha sacrificado los bueyes que trabajan con él, ¿cómo nos perdonará
a nosotros? (Esopo).


El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es
negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio bienestar. Cada
día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica
se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y
comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das. P.
Natalio.

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