sábado, 14 de septiembre de 2013

La zorra y los cazadores

Buenos días, amigo/a.

La sinceridad es una virtud exigente, ya que puedes faltar a la verdad
de distintas y sutiles maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es
mentir con los hechos, o con la hipocresía pasando por lo que no se
es, o con jactancias atribuyéndose uno excelencias que no posee, o con
adulaciones cuando se engaña para sacar algún provecho de los otros.
Un ejemplo.

Varios cazadores perseguían a una zorra. Al encontrase ésta con un
leñador, le suplicó que la escondiera. El hombre le permitió entrar en
su cabaña. En seguida llegaron los cazadores y preguntaron al leñador
si había visto a una zorra. El leñador, con la voz les dijo que no,
pero con su mano astutamente señalaba la cabaña donde estaba
escondida. Los cazadores no entendieron las señas de la mano y
confiaron tan solo en sus palabras. Una vez que se marcharon, la zorra
salió y, ya se iba sin decir nada, cuando el leñador le reprochó por
no agradecerle. Pero la zorra le respondió: --Te agradecería si tu
mano y tu boca dijeran lo mismo. Esopo.

Es lamentable que en Argentina estas faltas de sinceridad sean
celebradas como “viveza criolla”, feo vicio antisocial que ha
vulnerado tristemente nuestra imagen en el exterior. Y lo peor es que
perdura entre nosotros cuando aplaudimos al canchero, al piola, al
madrugador, que son los “avivatos” y “ventajitas” de las historietas
cómicas. Te aconsejo leer “El atroz encanto de ser argentinos”, donde
Marcos Aguinis desenmascara esta falencia nacional. P. Natalio.

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