viernes, 20 de septiembre de 2013

Clarividencia del P. Pío

Buenos días, amigo/a

Consta en la biografía de varios santos dedicados al ministerio de la
confesión, que Dios les regaló el don de la clarividencia, por ejemplo
a san Juan Bosco y al santo Cura de Ars. Por medio de este carisma
ayudaban a los penitentes a clarificar y ordenar su conciencia para
recibir con fruto el sacramento del perdón. Aquí tienes una curiosa
anécdota del Padre Pío.

En la primavera de 1967, en el tren del trayecto Nápoles-Foggia, se
encontraron dos madres con sus respectivas hijas que iban a ver al
padre Pío para confesarse. Las dos chicas se hicieron rápidamente
amigas. Maria Teresa, que ya había estado con el fraile, viendo a la
otra en minifalda, le aconsejó que cambiara de ropa al llegar a San
Giovanni Rotondo, porque si no el santo fraile la haría alejarse del
confesionario. Las dos chicas fueron a una tienda, y la napolitana,
compró una falda larga. Pero, mirándose al espejo, dijo: “¡Si me viese
mi novio, pensaría que soy un payaso!”. Al otro día, la chica de
Nápoles, que estaba esperando, vio que se abría la ventanilla y oyó
que le decían: “Fuera, ¡vete! Yo no confieso a los payasos”.

Con el padre Pío, los trucos no funcionaban. Ella pensaba que
conformaría así al santo, pero por otro lado continuaría cediendo para
agradar a su novio. A Dios no le agradan los engaños. Por eso iluminó
al santo fraile. Un refrán popular dice: “No está bien encender una
vela a Dios y otra al diablo”. Dios quiere corazones enteros y no
partidos. P. Natalio.

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