viernes, 30 de agosto de 2013

Cada uno con sus dones

Buenos días, amigo/a.

En tu vida de relación con los demás, cuídate de subestimar a los
pequeños y a los débiles. La sabiduría del Creador ha dispuesto tan
armónicamente sus obras que todo tiene su razón de ser: lo débil y lo
fuerte, lo grande y lo pequeño. Considera pues con atención y verás
cómo cada uno  aporta sus dones para el bien de la convivencia humana.

Dormía muy tranquilo el león, cuando un ratón empezó a juguetear
encima de su cuerpo. Despertó el león y al punto atrapó al ratoncito;
y al llevárselo a la boca, éste le pidió que le perdonara, prometiendo
pagarle en el momento oportuno. El león se rió y lo dejó marchar.
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y lo
ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo
y, al oír los lamentos del león, corrió al lugar y destrozó con sus
afilados dientecillos la cuerda, dejándolo libre. —Días atrás —le
dijo—, te burlaste pensando que nada podría hacer en agradecimiento.
Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y
cumplimos lo prometido. Esopo.

Valorar lo que hacen las personas, incluso en tareas no tan
brillantes, pero sí indispensables, es signo de que te has formado una
idea exacta de la interdependencia que todos tenemos y del respecto y
aprecio mutuo que nos debemos. Que sepas hoy bajar a lo concreto esta
reflexión diciendo, por ejemplo, una palabra de sincero aprecio a la
mamá por sus trabajos del hogar. P. Natalio.

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