En las dificultades
Buenos días, amigo/a
La mayoría de las situaciones difíciles de la vida son como esas
complicadas obras de ingeniería que enlazan las supercarreteras
modernas: aunque nos parezca increíble, todas tienen alguna salida.
Recuerda también que “no hay nadie menos afortunado que el hombre a
quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a
prueba”, (Séneca).
Señor, a veces pretendo un paraíso para ser feliz. Me lamento porque
la vida de cada día está llena de límites, de imprevistos, de
cansancios y preocupaciones. Sin embargo, igualmente me invitas a ser
feliz. Ayúdame a encontrar la felicidad en medio de las dificultades,
sabiendo que estás conmigo. Recuerdo que tu cruz siempre trae
bendiciones, y cuando te ofrezco mis dificultades allí siempre nace
una bendición. Te doy gracias, Señor, por las cosas buenas que aprendo
gracias a las dificultades, porque así me enseñas a convivir, a
entregarme y a hacer el bien. Gracias porque me haces madurar y
crecer, y porque estás conmigo en cada momento Amén. (P. Víctor
Fernández).
Aprender de las dificultades, encontrar a Dios en ellas, seguir
luchando por un sueño, son otros tantos desafíos a superar la
mediocridad y el estancamiento. Que no dramatices las dificultades,
porque no pocas veces son fantasmas de la imaginación que racionaliza
nuestras cobardías para no salir de la fácil rutina. ¡Ánimo, sé
valiente y confía en el Señor! P. Natalio.
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