miércoles, 12 de diciembre de 2012

Señor de los Ángeles

Buenos días, amigo/a

Sabes que cuando nos reunimos para la celebración de la Misa,
escuchamos la Palabra de Dios, damos gracias al Padre, renovamos la
muerte y resurrección de Jesús y comemos el Pan de Vida. Por las
palabras de la consagración y la fuerza del Espíritu Santo, el pan y
el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. En su
“Diario” santa Faustina narra lo que le pasó al ingresar en el
hospital:

Esa noche la hermana que me asistía me dijo: ”Mañana, hermana, no
tendrá la comunión porque está muy cansada, después veremos”. Eso me
dolió muchísimo, pero contesté con  calma: “Está bien”. Me abandoné
por completo al Señor y traté de dormir. Al amanecer hice la
meditación y me preparé para la santa Comunión, aunque no recibiría a
mi Jesús. Cuando ardió mi anhelo y amor por Jesús, vi de repente,
junto a mi cama, a un Serafín que me dio la santa Comunión y decía:
“He aquí el Señor de los Ángeles”. Al recibir a Jesús, me sumergí en
el amor de Dios y en el asombro .Eso se repitió durante trece días.

Por la fe y la comunión nos unimos a Jesús para vivir por él y nos
hacemos hermanos entre nosotros. Jesús dijo: «El que come mi carne y
bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último
día». Para comulgar con provecho debes tener el corazón limpio de
cualquier pecado grave y prepararte con fe. El ejemplo de S. Faustina
te aliente. P. Natalio.

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