martes, 4 de septiembre de 2012
Las hormigas déspotas
Buenos días, amigo/a
Es generalizada la baja estima que el político tiene hoy día en la
opinión pública de casi todo el mundo. “Todo es política”, dice mucha
gente desilusionada, queriendo insinuar que todo es arreglo, coima,
privilegios. Sin embargo, los políticos, por su vocación, están para
asumir las mayores responsabilidades en la promoción de la dignidad
humana. Una fábula al respecto.
Quedó constituido el gobierno con las cien hormigas más grandes y
fuertes que se encontraron en el hormiguero. Pero pronto sucedió que
estas señoras ya no quisieron trabajar, dejando que sus compañeras más
débiles reventaran bajo el peso abrumador de cargas enormes. Y como
eran más grandes, también pidieron más comida, obligando a las
hormigas pequeñas a traérsela, y tantas fueron al fin las exigencias
de estas pocas señoras haraganas y vividoras, que la multitud de las
hormigas pequeñas empezó a resistirse. Se negaron a trabajar, se
juntaron amenazadoras, y como eran muchas, pronto consiguieron imponer
una justa repartición de las cargas, a cada una según sus fuerzas. (G.
Daireuax)
La función pública debe realizarse con espíritu de servicio. El
cristiano que actúa en política ha de trabajar con desinterés, no
buscando la propia utilidad, ni la de su partido, sino el bien de
todos y de cada uno, y, por tanto, y en primer lugar, el de los más
desfavorecidos. A todos nos toca el desafío de revalorizar la Política
como arte de la convivencia humana. P. Natalio.
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