domingo, 12 de agosto de 2012

El perdón pacifica


Buenos días, amigo/a.

“El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en
las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo
hace tropezar. Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas
y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han
enceguecido”, 1Juan 2, 9-11. Cuenta Teresa de Calcuta:

“Tenemos en Lima casas para los que sufren de SIDA; la mayoría son
jóvenes. Y la mayoría de ellos muere, pero tienen una muerte muy
hermosa, en paz con Dios. Un joven estuvo agonizando por tres días y
no podía morir. La hermana le preguntó: “¿Qué cosa te preocupa?, ¿qué
es lo que te impide morir? Yo deseo ayudarte”. Y el joven dijo:
“Hermana, no puedo morir hasta que no pida perdón a mi padre”. La
hermana averiguó dónde vivía el padre y lo trajo por avión adonde su
hijo estaba. Fue una hermosa y viva realidad de la parábola del hijo
pródigo. Fue emocionante ver al joven encontrarse con la muerte lleno
de paz con Dios”.

Entre los sentimientos que turban la paz del corazón se destaca por su
capacidad destructiva el odio que se niega a perdonar y olvidar.
“Señor, tú que eres puro amor, tú que perdonabas a los que te
crucificaban, quita de mi corazón el veneno de los recuerdos que me
llenan de rencor y rabia. Derrama en mi interior el deseo de perdonar
y la gracia del perdón”. Que el Señor te bendiga. P. Natalio.

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