miércoles, 9 de mayo de 2012


A los jóvenes esposos



Buenos días, amigo/a.

Cuando Dios regala a una familia un hijo, la alegra con una preciosa
donación, confiando que los padres de la criatura la cuidarán con
responsabilidad hasta la edad adulta. Se ha escrito mucho sobre cómo
educar a los niños y a los adolescentes. Por eso, cuando encuentro
sobre el tema una orientación luminosa, breve y perfecta, siento el
deseo de compartirla para que todos aprovechen ese condensado de
sabiduría. Lee y medita.

Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el sagrado depósito
que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez años, te
admire. Hasta los 20, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé para
ese hijo hasta los diez, su padre. Hasta los 20 años, su maestro y
hasta la muerte, su amigo.


Qué metas simples pero exigentes: ser para el hijo un padre, un
maestro y un amigo, poniendo sin embargo el acento hasta los diez
años, en la paternidad protectora, hasta los veinte en la docencia del
difícil arte de vivir honestamente, y hasta la muerte en la amistad
que todo lo comparte con humildad y sabiduría. Gracias, hermano/a, por
acercarte a este sitio web. Hasta mañana. P. Natalio.

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