El ruiseñor y los gansos
Buenos días, amigo/a.
Todos en una época de su vida tienen que afrontar una decisión
importante: ¿qué seré cuando sea grande? Es el planteo del problema
vocacional. Resolverlo con acierto es decisivo porque incide en tu
felicidad. Para eso debes empezar por conocer tu propia verdad:
inclinaciones y disposiciones naturales que te marcan una dirección.
Un ganso se enriqueció vendiendo plumas, y sus hijos seguían el mismo
camino. Una tarde, después de abundante comida, mientras
intercambiaban graznidos insulsos sobre los negocios del día, oyeron
los simpáticos trinos del ruiseñor. El padre ganso lo llamó y le pidió
que fuera maestro de canto de sus hijos, y le pagaría con casa y
comida. El ruiseñor no necesita mucha casa, ni mucha comida; pero era
tan pobre que aceptó. Empezó las lecciones, pero nunca pudo conseguir
de sus discípulos más que estridentes gritos. Desanimado, le dijo al
padre: «Mire, señor; mejor es renunciar; sus hijos han nacido sólo
para ganar plata, no trate de hacer de ellos artistas».(Daireaux).
En tu vida, como en la de cualquier hombre, hay días decisivos en los
que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo donde vislumbras más paz y
felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena
opción. Pide iluminación al Señor para no dejar pasar en vano su
gracia, si es él quien golpea la puerta de tu corazón. P. Natalio.
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