martes, 17 de enero de 2012


En las tormentas


Buenos días, amigo/a.

“No hay árbol recio y consistente, si el viento no lo azota con
frecuencia”. Los huracanes o arrancan los árboles de escasas raíces o,
si resisten, los urgen a profundizar las que tienen. Lo mismo pasa con
las personas que han sido capaces de afrontar con fe y valor los
desafíos de la vida Son luchadores que recurrieron a Dios y
triunfaron.

"Señor, que no necesite mi existencia de tormentas para amarte; que no
necesite de centellas que me atemoricen para recurrir temblando a ti;
que no sean necesarias las tinieblas para buscar dando traspiés tu
amorosa mano; que reconozca que únicamente junto a ti puedo encontrar
paz, alegría y entusiasmo... Y que cuando me sacudan el alma las
tormentas interiores, me refugie en la paz de tu amor”. Amén.

Hay otra oración para rezar si te suceden esas cosas desagradables que
no tienen más solución: “Señor, concédeme fortaleza para solucionar lo
que tiene solución; pero, valor para aceptar lo que ya no puede
solucionarse; y sabiduría para reconocer la diferencia”. Es una sabia
lección que se resume así: “Aceptar, olvidar, y seguir adelante”. P.
Natalio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario