sábado, 14 de enero de 2012


El mono y el perro


Buenos días, amigo/a.

“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En
efecto, nada es mejor que el testimonio de vida para moldear el
carácter de los niños en el hogar o la escuela. Por eso es
determinante que los padres evalúen su propia conducta para que incida
positivamente en sus hijos. Por ejemplo: dominio de si mismos,
sinceridad, prioridad del deber, etc.

Un mono observaba al herrero que golpeaba el yunque con un gran
martillo de hierro. Y resolvió imitarlo. Cuando éste dormía la siesta,
quiso probar con un martillo de palo. Invitó al perro a presenciar su
trabajo. Al perro le divertían mucho las pruebas del mono. Pero una
mosca vino a fastidiar al perro, e intentó matarla a mandibulazos.
Entonces el mono le dijo: “Amigo, abres demasiado la boca por una
simple mosca, hay que medir el esfuerzo y usar la herramienta
adecuada. Mira cómo aprendí yo”. Alzó con las dos manos el martillo y
dio un golpe tan fuerte que se quebró el mango y el martillo le pegó
en el hocico. El perro empezó a reír y reír por el modo tan lindo de
seguir el mono sus propias lecciones.

Tanto los buenos como los malos ejemplos moldean el ambiente en que
vivimos. Ojalá que triunfen los que favorecen lo bueno, digno y noble.
Porque si prevalece el egoísmo salvaje, llegaremos a una pérdida total
de los valores humanos, faltará lo más hermoso: el respeto, la
comprensión, el amor. Aporta hoy tu granito de arena de buen ejemplo.
P. Natalio.

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