viernes, 4 de noviembre de 2011


El murciélago pícaro


Buenos días, amigo/a.

Vivir con sinceridad es decidirte a hablar con la verdad en la mano
aunque a veces te cueste; a no valerte de una mentira para salir de
una dificultad o librarte de una responsabilidad; a reconocer con
honestidad cuando te has equivocado sin tratar de justificarte. He
aquí un camino exigente de honestidad y grandeza moral.

El águila y el león se repartieron el reinado sobre los animales. El
león sería rey de osos, lobos y demás cuadrúpedos terrestres. El
águila gobernaría las aves del cielo. Pasado un tiempo, se reunieron
ambos soberanos. —¡El murciélago me fastidia! —dijo el águila—. Cuando
le conviene, dice que es un pájaro porque vuela. Pero cuando quiere
zafarse, dice que es mamífero y que pertenece a tu dominio. —¡Vaya con
el animalejo! —exclamó airado el león—. Cuando le exijo cumplir mis
leyes, alega que, como vuela, es un ave de las tuyas. —¡Yo no lo
quiero en mi reino! —dijo el águila—. ¡Ni yo en el mío! —añadió el
león. Y desde entonces el pícaro vivió solo y triste en la oscuridad.

Es lamentable que en Argentina hay faltas de sinceridad que son
festejadas como “viveza criolla”, vicio antisocial que ha dañado
nuestra imagen en el exterior; y que existe entre nosotros cuando
aprobamos al canchero, al piola, que son los “avivatos” y “ventajitas”
de las historietas cómicas. Sólo la verdad nos hará libres. P.
Natalio.

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