Decálogo del optimista
Buenos días, amigo/a.
Una forma concreta de cultivar el optimismo es tratar de “vivir dando
gracias a Dios”, precioso consejo que daba san Pablo a los primeros
cristianos. Desde luego, si empiezas a vivir con el “gracias, Señor”,
en los labios, es porque has empezado a descubrir y concentrarte en
todo lo que te da satisfacción y alegría.
No juzgues nunca el día por el clima. Cambia la manera de empezar el
día. No permitas que lo que está fuera de tu alcance, influya en tus
decisiones. Protégete de los mensajes negativos. Cuida la manera como
te expresas de los demás y de ti mismo. Cambia la manera de saludar a
los demás. Desarrolla una visión clara de tus metas. No pierdas nunca
tu admiración por la belleza del universo. Aprecia y da gracias por
aquello que posees, por tus experiencias y habilidades. Ten grandes
expectativas de tu día, de tus actividades y de las demás personas.
San Francisco de Sales, con alma de poeta, aconseja: “En las
adversidades, que tu alma sea como un ruiseñor, que canta en medio de
una mata de espinas”. Amigo/a, trata de no lamentarte de que las rosas
tengan espinas, en cambio, alégrate de que las espinas estén coronadas
de rosas. Con este enfoque, todos los días serán positivos para ti. P.
Natalio.
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