viernes, 16 de septiembre de 2011


Monos y monitos del zoológico


Buenos días, amigo/a.

En los grupos suele haber siempre un burlón que se siente importante
cuando le festejan la broma que hace a la víctima elegida. Con tiempo
la venía estudiando, conoce lo que no le gusta y cuáles son sus
temores. Aprovecha cada debilidad y error. Pierde tiempo para
disfrutar la derrota de su imaginario rival al que a veces llama
compañero y amigo.

Aquel día en el zoológico había algunos visitantes que en grupos se
detenían a observar las diversas jaulas. Los monos con sus monadas
atraían a los más de los curiosos. Pero llegó un momento en que los
monos quedaron tranquilos sin que nadie los importunara. Un monito al
terminar de comer su banana, después de observar que se acercaba un
señor grande y obeso, arrojó la cáscara afuera de la jaula y quedó a
la expectativa. Al pasar el gordo pisó la cáscara con tan mala suerte
que se dio una sentada terrible quedando con los pies al aire. Todos
los monos corrieron a las rejas gozando del espectáculo, riendo y
aplaudiendo como nunca en su vida de zoológico.

Sentirse objeto de burla es molesto e irritante. Si alguno siente
satisfacción en divertirse a costa de los demás, recuerde que
encontrará a otro que lo hará con él... y eso no le gustará. Antes de
emprender un largo viaje, Tobías recibió de su padre, entre otros
consejos, éste que es una norma de oro: “No hagas a otro lo que no te
agrada a ti”, (4, 15). P. Natalio.

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