miércoles, 14 de septiembre de 2011


Las dos ostras


Buenos días, amigo/a.

Al nacer se te regaló un capital de tiempo, capacidad de trabajo, un
temperamento y carácter especial, una vocación señalada por tus
aptitudes e inclinaciones, y una cantidad de cualidades y
posibilidades a desarrollar… ¿Cómo usas estos dones?. ¿Pasas por la
vida haciendo el bien, ayudando, ofreciendo tus capacidades?

Había en la misma roca dos ostras hermanas, iguales al parecer. —Son
dos ostras, y nada más –decían los peces, con desprecio–. Vinieron
unos pescadores y, al llegar a las ostras se abalanzaron ambos sobre
una de ellas, y pelearon cuchillo en mano para disputársela. Los
pescados se asombraron que tanto lucharan por una ostra, y sólo por
una. —¿Por qué no toman cada uno una, si son iguales? -decían. —Es que
–dijo una almeja experta en ciencias sociales–, no son iguales, aunque
lo parezcan. La igualdad no es cosa de este mundo; y siempre la
madreperla, aun cuando su cáscara sea vulgar y fea, valdrá más que una
multitud de ostras comunes. Daireaux.

Cada persona es un ser único, por naturaleza. “Cuando Dios crea un
persona rompe el molde”, dice el proverbio. Por lo tanto el mejor
consejo que puedo darte es: sé tú mismo. Pero sé lo mejor de ti mismo.
Ten valor de ser diferente y seguir tu propio camino. No hagas vanos
intentos de imitar ciegamente a los demás. P. Natalio.

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