jueves, 22 de septiembre de 2011


Con sus hermanos y amigos


Buenos días, amigo/a.

Hoy te cuento el caso de una familia que se marchó detrás de Cristo,
dejando castillos, riquezas y títulos de nobleza. Es el comienzo de la
historia de san Bernardo, Padre de la Iglesia por la calidad de sus
escritos, abad del monasterio de Claraval por muchos años y legado del
Papa para restablecer la paz y la unión entre los reinos de Europa.

Bernardo volvió a su familia a contar la decisión que había tomado y
todos se opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar una
gran personalidad para ir a sepultarse vivo en un convento. Pero
Bernardo les habló tan maravillosamente de las ventajas y cualidades
que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus
cuatro hermanos mayores, a su tío y treinta amigos de la nobleza que
dejaron todo para unirse a Cristo. Dicen que cuando anunciaron a
Nervando, el hermano menor, que se iban de religiosos, el joven les
dijo: "¡Ajá! ¿Ustedes se van para ganarse el cielo, y a mí me dejan
aquí en la tierra? Esto no lo acepto". Y poco después, también él se
hizo religioso del Císter.

Esa familia se decidió a seguir con generosidad a Cristo pobre, casto
y obediente. Sintieron y siguieron el llamado a una vida entregada
totalmente a dar testimonio de los valores del Evangelio. Los
bautizados estamos llamados a ser testigos de que el amor a Cristo
puede llenar nuestra vida en cualquier condición nos encontremos.
También tú, amigo/a. P. Natalio.

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