martes, 3 de mayo de 2011

Callar


Buenos días, amigo/a.

“De vez en cuando y por un lapso de toda una mañana o de una tarde
entera, sumérgete en baños de soledad y silencio. Es una disciplina
excelente que fortalecerá tu espíritu y te ayudará a encontrarte con
tu ser más profundo y verdadero. No le temas a la soledad. Aprende a
amarla.

Callar de sí mismo, es humildad.
Callar los defectos ajenos, es caridad.
Callar las palabras inútiles, es penitencia.
Callar a tiempo, es prudencia.
Callar en el dolor, es heroísmo.
Si practicas estas máximas,
serás feliz y harás felices a los demás.

Tampoco le temas al silencio. El silencio vitalizará tu mente y tu
sistema nervioso, y dotará de solidez y fuerza expresiva a tus
palabras. No es que la relación social sea mala, ni indeseable la
comunicación hablada, pero a veces nos enredamos demasiado en la
palabrería del mundo. Regálate tiempos de soledad y silencio”. P.
Natalio.

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