martes, 25 de enero de 2011

Hacen falta…

“Los entusiastas son los triunfadores. Ellos tienen fortaleza, tienen
tenacidad. El entusiasmo es la base de todo progreso. Con él se
consigue crear. Sin él, todo son excusas”. El entusiasta tiene una
gran confianza en Dios, que es también sana confianza en sí mismo, en
los demás y en la vida. Sentimiento poderoso que disipa los fantasmas
nefastos de los temores.

Hacen falta más personalidades que perseveren y menos colegas que
comienzan y nunca acaban. Más rostros sonrientes y menos frentes
nubladas. Más compañeros bien asentados en la realidad y menos
soñadores pendientes de las ilusiones pasajeras. Necesitamos con
urgencia, sin falta: un mundo de manos bienhechoras encendiendo una
luz para iluminar el pesimismo de la multitud. Un fósforo, en las
manos... pequeño, pero tan importante, pequeño, insignificante, pero
que ilumine disipando la oscuridad.

Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente entusiasta y
decidida logra realizar. “El entusiasmo es el brillo en tus ojos, la
vivacidad en tu andar, la fuerza en tus manos, el ímpetu irresistible
de tu voluntad que te lleva a realizar tus ideales. El entusiasmo es
la levadura que hace crecer tus esperanzas hasta alcanzar las
estrellas”. P. Natalio.

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