Cada cosa a su tiempo
Buenos días, amigo/a.
En todo es necesario proceder con discreción y mesura. La Biblia dice
que hay un tiempo oportuno para cada cosa: un tiempo para callar y un
tiempo para hablar, un tiempo para trabajar y un tiempo para
descansar, etc. Jesús también lo tuvo en cuenta. Después de unos días
de muy intensa predicación, llevó a sus discípulos a un lugar
solitario para reposar un poco.
En cierta ocasión un cazador de bestias feroces, yendo por el
desierto, vio al abad san Antonio que bromeaba con los hermanos y se
escandalizó de ello. Pero el anciano, queriendo hacerle comprender que
conviene ser condescendiente en alguna ocasión con los hermanos, le
dice: “Pon una flecha en tu arco y ténsalo”. Y lo hizo. Le dice:
“Ténsalo más”. Y lo hizo. Le dijo una vez más: ”Ténsalo”. El cazador
le dijo: “Si lo tenso más se va a romper”. Le dijo el anciano: “Así
sucede también con las obras de Dios: si con los hermanos tensamos el
arco de manera excesiva, enseguida se rompen. Por eso es necesario ser
condescendiente en ocasiones”. Al oír esto, el cazador se sintió presa
de arrepentimiento y se marchó muy edificado con ello.
Lo que hizo san Antonio con sus monjes, tú lo tienes que hacer
contigo. Sé prudente en armonizar el trabajo con el descanso, la vida
de estudio y reflexión con la vida social, el cuidado del cuerpo y el
del espíritu. Los autores clásicos tenían un proverbio muy sabio:
“Nada en exceso”. Que sepas organizar tu día con sabiduría y
prudencia. P. Natalio.
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