sábado, 30 de octubre de 2010

La felicidad de dar


Buenos días, amigo/a.

San Pablo recordaba a los cristianos de Éfeso que Jesús había dicho: «La felicidad está más en dar que en recibir». Sin duda él mismo sentía gran alegría en llevar el mensaje de salvación por pueblos y ciudades a toda clase de personas. Y es la vivencia que tú puedes experimentar cuando por amor te dones a los demás en gestos de servicio humilde.

Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de mango. Alguien le dijo:
”¿Cómo es que a su edad se dedica a plantar mangos? ¡Tenga por seguro que no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos!” El anciano respondió apaciblemente: “Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros. ¡Que los míos rindan frutos para quienes me sobrevivan! Habitamos un universo espléndido en el que todo y todos tienen algo que ofrecer. Los árboles dan, los ríos dan, la tierra da, el sol y la luna y las estrellas dan. ¿De dónde, pues, esa ansiedad por tomar, recibir, amasar, juntar, acumular, sin dar nada a cambio? Todos podemos dar algo, por pobres que seamos. Podemos ofrecer pensamientos agradables, dulces palabras, sonrisas radiantes, conmovedoras canciones…

¡Qué hermosa lección! “Todos podemos dar algo por pobre que seamos”. Esto será para otros motivo de alegría y felicidad, pero sobre todo para ti será una fuente de satisfacción y dicha profunda, porque nada plenifica tanto al hombre como sus gestos de amor gratuito. Es mi deseo que experimentes hoy la felicidad de dar. P. Natalio.

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