jueves, 28 de octubre de 2010

Alegría de servir


Buenos días, amigo/a.

El poeta Rabindranath Tagore escribió esta joya literaria: “Yo dormía y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría”. Con un simpático juego de palabras alguien ha dicho: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Digámoslo crudamente: el que no sirve a los demás, no sirve para nada…

En los tiempos de la guerra civil de los EE. UU., durante los preparativos para una batalla, un hombre vestido de civil pasó cerca de un cabo, que con arrogancia daba instrucciones a sus hombres para que levantaran una pesada viga. El hombre se detuvo y preguntó al cabo: —¿Por qué no les ayuda?—Señor, —fue la indignada respuesta—, ¡soy un cabo! Murmurando una disculpa, el desconocido se quitó el saco y puso manos a la obra para ayudar a los soldados. —Señor cabo, —dijo cuando el trabajo quedó terminado—, siempre que no tenga usted suficientes hombres para hacer un trabajo, llame a su General en Jefe. Tendré mucho gusto en ayudar. Con estas palabras, Jorge Washington se puso el saco y se alejó.

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. ¡Procede ahora mismo, ya! P. Natalio.

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