El perro y la liebre
Buenos días, amigo/a
Tener buenas razones para actuar es una gran sabiduría. Es la base de la constancia. Dan una sensación de seguridad y serenidad. Despiertan y encauzan las mejores energías. Ayudan a actuar con plena conciencia y conocimiento. Mantienen claros los objetivos. Son valiosas en las crisis y posibles desánimos. Estos motivos nos dinamizan para la acción.
Un perro perseguía afanosamente a una liebre, pero al cabo de una larga carrera, se dio por vencido. Un pastor que lo vio detenerse, se burlaba de él diciéndole: —Esa pequeñita es la mejor corredora de los dos. Pero el perro le respondió: —Es porque tú no adviertes la diferencia entre nosotros. Yo sólo corría por un bocado para la cena, pero ella corría para salvar su propia vida. (Esopo).
El que sabe motivarse a sí mismo, sabrá cómo motivar a los demás: si es padre o madre a sus hijos, si es maestro o profesor a sus alumnos, si es jefe de personal a sus dependientes, etc. Se trata de que tengas presente las ventajas que te aporta realizar esta o aquella tarea, para poner en ella entusiasmo, convencimiento, entrega. Esta reflexión es de suma importancia. P. Natalio.
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