sábado, 18 de julio de 2015

Naranjas en el océano


Buenos días, amigo/a

Es muy oportuno para crecer en la fe practicar la oración de petición. Por ella permites a Dios entrar en la trama concreta de tu vida. Sientes así la presencia y cercanía del Señor en tus problemas cotidianos. A él no le molesta estar presente en los mínimos detalles de tu existencia, porque te ama. Es también un camino de sólida y auténtica humildad y sencillez.

En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le dijo que solo comiendo naranjas podría restablecerse. La señora, en su debilidad dijo: Doctor no se preocupe. Mi padre celestial me las enviará. Yo voy a pedírselo ahora. Pero, querida señora contestó él no olvide que nos encontramos en medio del océano. No importa, amigo mío; para Dios todo es posible. Unas horas más tarde, el mismo doctor entraba corriendo hasta la enferma, para poner a los pies de su cama un cesto colmado de naranjas. Como pudo, nervioso y maravillado, explicó su procedencia. Un buque averiado… Un cargamento de naranjas en el buque…Un… ¡Un milagro de mi Padre celestial, doctor! le interrumpió la enferma.

Rezar por cualquier necesidad grande o pequeña, espiritual o material te ofrece la ocasión de verificar la proximidad de Dios. Él quiere librarte de tus angustias y afanes y se pone a tu alcance para cualquier necesidad. De este modo entrarás en una relación afectuosa, verdadera y concreta con Dios. P. Natalio.

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